Antonio Espino y Mora, mejor conocido como «Clavillazo», forma parte del amplio catálogo de actores que fueron pieza fundamental de la época de oro del cine mexicano. Sus exageradas gesticulaciones, el tono en que expresaba sus inmortales frases «pura vida» y «méndigo», y su peculiar vestimenta -pantalones y sacos extremadamente amplios- son elementos que lo distinguieron del resto.
El carisma del personaje lo llevó a realizar a lo largo de esta maravillosa época, varias producciones en donde siempre le robaba una sonrisa al espectador gracias a sus cómicas ocurrencias y divertidas odiseas. Dentro de las películas que marcaron su legado se encuentra una muy especial: El organillero.
Esta cinta fue estrenada en 1957, teniendo como protagonistas al querido Clavillazo y a Verónica Loyo como Rocío. La historia gira alrededor de Clavillazo y a su entrañable amiga Rocío, ambos se reúnen todas las noches para ir a trabajar, mientras él toca el organillo en algún restaurante -un instrumento que reproduce melodías que previamente fueron grabadas en cilindros de papel o metal-, ella se acerca a los comensales para recaudar ayuda económica.
Luego de una ardua jornada laboral, conocen a Don Ernesto, una persona de la tercera edad que asegura tener 2 días sin comer y haberse quedado sin casa, por lo que Clavillazo le ofrece su hogar para que no duerma en la calle y no pase frío. Una mañana el señor escucha cantar a Rocío y queda impactado con su armoniosa voz, así que convence al cilindrero de que ella debe estudiar y educar su voz para que pueda ser una gran estrella.
Al no contar con los recursos económicos suficientes para comprar de contado un piano para que Rocío inicie sus clases, Clavillazo se endeuda adquiriendo uno a plazos. Posteriormente, gracias a su facilidad de palabra y poder de convencimiento, logra que el dueño de una popular carpa acepte que la chica haga su esperado debut en su escenario. Pero Don Ernesto, maestro vocal de Rocío, insiste en que aún no está preparada para presentarse frente a un público, a lo que él hace caso omiso y continúa con los preparativos, comprando un elegante y costoso vestido -con el que también se endeuda- para que su amiga luzca radiante esa noche.
Tal y como lo había augurado su maestro, ella aún no estaba preparada y el show resultó ser todo un fracaso, lo que ocasionó el abucheo de los asistentes, el llanto y decepción de la cantante. Aunado a esto, las deudas de Clavillazo habían incrementado y debía pagarlas; pero con su oficio de cilindrero no era suficiente, así que comienza a trabajar de cualquier otra cosa por las noches, sin hacérselo saber a Rocío. Como éste llegaba demasiado noche y cansado a casa, ella pensaba que se iba de fiesta constantemente hasta que descubrió la verdad y al sentirse en deuda por todo lo que estaba haciendo por ella, decidió ayudarlo y ambos empezaron a trabajar en un restaurante.
En dicho lugar conocen al dueño de un importante teatro, que al estar alebrestado cae fácilmente ante la propuesta de Clavillazo de contratar por un año a Rocío para que muestre su talento en dicho recinto, lo que despierta las envidias de otras chicas que trabajan en el mismo lugar y que las lleva a hacerle la vida imposible.
Este no será el único nuevo desafío al que se tendrán que enfrentar los protagonistas, pues los obstáculos para que Rocío se convierta en una gran estrella musical están al por mayor. Sin embargo, en todo momento está a su lado Clavillazo, por quien siente un amor más allá de la amistad; lo que no se imagina es que el sentimiento es correspondido. ¿Será que surja algo más entre este par de amigos?
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