Stanley Kubrick le dio al séptimo arte inolvidables títulos que han pasado a la historia por la genialidad con la que saltaron de la literatura a la pantalla grande. Algunos ejemplos son Lolita, The Shining, Full Metal Jacket, Dr. Strangelove, y Naranja Mecánica, película basada en la novela homónima de Anthony Burgess, publicada en 1962.
Entre los grandes aciertos que Kubrick logró con esta emblemática película, protagonizada por el sociópata adolescente Alex DeLarge, se encuentra la conjugación de imagen y música que hizo memorable cada una de las escenas de la cinta. En ese sentido, las sinfonías clásicas de Ludwing Van Beethoven jugaron un papel fundamental al musicalizar los momentos más violentos.
DeLarge es un chico apasionado a la violencia y a los actos sin sentido que exaltan su lado más primitivo para destruir a diestra y siniestra todo lo que se le cruce enfrente. Al mismo tiempo, es un amante de la música clásica, en especial de Beethoven, cuyas composiciones retumban en su cabeza cada vez que le hierve la sangre.
En la cinta destaca principalmente la novena sinfonía de Beethoven. En una escena, DeLarge confiesa que escucharla le produce un estallido de imágenes violentas que lo incitan a escalar niveles más irracionales de comportamiento.
La emblemática sinfonía aparece en distintas escenas; sin embargo, su momento más importante sucede cuando Alex es sometido al método Ludovico y por coincidencia la secuencia de imágenes atroces que debe mirar, mientras le suministran dosis de químicos para que asocie la violencia con el dolor, es musicalizada por la novena sinfonía de Beethoven.
Es así que, irónicamente, la famosa composición se convierte también en motivo de repulsión para Alex cuando queda rehabilitado. Cabe destacar que en la historia original Alex no sólo era fanático de Beethoven, sino también de otros compositores clásicos como Mozart o Bach; sin embargo, es el músico alemán quien puede empatizar mucho más con la furia interna del personaje principal.
Beethoven fue testigo a lo largo de su vida de los movimientos sociales y políticos que estallaron en Europa a raíz de la revolución francesa que extendió su espíritu libertario, así que la música que compuso reflejó su postura revolucionaria.
Kubrick logró plasmar de manera extraordinaria los lazos que unen el espíritu voraz del compositor y del excéntrico protagonista, así como el motivo por el que DeLarge reacciona de manera excitante cuando escucha la poderosa sinfonía que tardó 6 años en ser compuesta, aunque su hazaña más importante fue lograr que las generaciones de las últimas décadas del siglo XX se identificaran con la música clásica.
El día de hoy es un excelente pretexto para revivir la icónica cinta de Stanley Kubrick, pues se conmemora un año más del nacimiento de Beethoven. No lo dudes más y entra a Claro video para disfrutar de un clásico de Kubrick.
