Hace algunos años, Peter Jackson nos introdujo a un mundo fantástico lleno de orcos, elfos, caballeros y, por supuesto, Hobbits. Todo comenzó cuando adaptó a la gran pantalla la saga de The Lord of the Rings, escrita por J. R. R. Tolkien; después de un éxito rotundo, el director decidió expandir los horizontes de esta franquicia y nos presentó The Hobbit: An Unexpected Journey, que se basa en un espacio temporal anterior al de las hazañas de Frodo y los otros personajes.
Lo cierto es que, a diferencia de la trilogía del anillo, la de The Hobbit es conocida por haber experimentado ciertos “cambios” cuando fue intervenida por el cerebro creativo de Jackson. Esto se debe a que la versión escrita era demasiado corta para convertirse en una historia de batallas épicas (de esas que incluían fuego, sangre y muchas bajas). Cabe agregar que su historia fue escrita como un cuento infantil, así que el objetivo principal de Tolkien nunca fue asombrar a los lectores con batallas sangrientas ni nada por el estilo.
Dejando eso a un lado, la trama de la película narra las aventuras de Bilbo, el tío de Frodo Baggins, quien acabó con el anillo del poder. Al inicio de su aventura, el entonces joven hobbit era conocido como un pilluelo que pasaba su tiempo libre viajando y haciendo travesuras en su tierra natal. La vida era muy tranquila para él, al punto de que le parecía algo aburrida. Pero todo eso cambió cuando se presentó un ejército de enanos que querían contratarlo para una misión muy importante.
Resulta que estos enanitos eran pertenecientes al antiguo reinado de Thrór, que para describirlo en pocas palabras, era habitado por seres súper trabajadores, peleoneros, fiesteros, comelones y muy estrictos cuando se trataba de obras de minería. Un día se encontraron con una hermosa piedra brillante y, al ser una raza orgullosa, los enanos decidieron exhibirla como su más grande hallazgo. Al principio parecía una idea fantástica, hasta que apareció un enorme dragón llamado Smaug que lo quemó todo, sepultó el castillo en sus propios escombros y se sirvió a unos cuantos guerreros como si fueran banderillas.
En fin, el pequeño ejército, liderado por el valiente Thorin Oakenshield II, le pide a Bilbo que sea el “ladrón” con el propósito de escabullirse en el viejo castillo de los enanos, para así robar el tesoro y finalmente, echar a la lagartija gigante del lugar. De ese modo, podrían derrotar a Smaug y recuperar su hogar, así como los tesoros que una vez hicieron de Lonely Mountain un reino vasto y próspero.
El resto de la aventura cinematográfica incluye peleas contra orcos, criaturas de la mitología de Tolkien e historias fantásticas acerca de de viejas leyendas, tanto de enanos como de elfos y, por supuesto, orcos y otras criaturas. Pero no vamos a contarte más de la película, porque la idea principal es que la veas y tengas tu propia opinión. Mejor date una vuelta por Claro video y revive las hazañas de Bilbo y compañía.
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