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Sólo Dios Perdona: venganza y redención

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Sólo Dios Perdona: venganza y redención

Hace 7 años, el director danés Nicolas Winding Refn eligió a Ryan Gosling para ser el personaje protagonista de sus últimos trabajos filmográficos, en los que la violencia y la venganza son los puntos de partida para el desarrollo de una intrigante historia. Primero los vimos trabajar juntos en Drive, y un año más tarde en Sólo Dios perdona, película que omite los vínculos emocionales, pero utiliza la misma fórmula.

Julian (Gosling) es un criminal fugitivo involucrado en el tráfico de drogas, que dirige un club de boxeo en Bangkok. Su madre es una poderosa líder de la mafia que llega de Estados Unidos para reclamar el cuerpo de su hijo Billy, quien acaba de ser asesinado luego de masacrar cruelmente a una prostituta adolescente. Ella le exige a Julian que encuentre a los asesinos de su hermano. La sed de venganza, alentada por su desquiciada madre lo pondrá de frente al implacable oficial Chang.

Si bien desde el inicio esta película nos remite inmediatamente a Drive, no sólo por encontrarnos de nuevo a un sanguinario Gosling, sino por la estética y narrativa que inspiran violencia y misterio en todo momento, Sólo Dios perdona maneja la trama de una manera mucho más cruda y lenta, dándole prioridad al lenguaje corporal.

Los diálogos de Julian no rebasan las veinte líneas en toda la película; sin embargo, el desarrollo de sus emociones se delatan a través de sus manos, que protagonizan diversas escenas a lo largo de la trama, y nos revelan además un profundo deseo de redención. Ejemplo de esto último, cuando Julian tiene una pesadilla en la que intenta lavar sus manos en un lavabo del que sólo corre agua sucia.

El personaje principal se encuentra en medio de una encrucijada que lo consume por dentro: ¿en dónde termina el mal y empieza el bien? ¿la venganza es un recurso válido para obtener redención?

Con esta polémica cinta que escandalizó a más de uno en el Festival de Cannes, Winding Refn explora el misticismo y los escenarios oníricos recordándonos por momentos la filmografía de importantes cineastas como David Lynch, en los momentos en los que predomina el color rojo y los personajes distantes; o a Gaspar Noé, con los paisajes urbanos y la violencia desmedida. Todo culmina en una atmósfera de laberintos psicológicos en los que el protagonista se desenvuelve para liberarse de sus demonios internos.

No lo pienses más y entra a Claro video para conocer el desenlace de Julian en esta interesante historia, así como otras cintas de Nicolas Winding Refn.