En 1960, Alfred Hitchcock reinventó el género de terror con Psicosis, cinta que no solo desafió la manera de mostrar un asesinato a sangre fría en la pantalla grande, sino que demostró que el amor maternal no siempre es tan bueno e inofensivo como se cree.
La historia desde el inicio nos hace cómplices del robo que comete Marion Crane (Janet Leigh), motivo por el cual huye hasta llegar al Motel Bates en donde se registra con un nombre falso. La trama de aventura criminal se interrumpe abruptamente para presentarnos a Norman Bates (Anthony Perkins), el dueño del lugar, quien de inmediato siente una profunda atracción hacia la hermosa chica.
Luego de una majestuosa y violenta escena de asesinato en la que Marion es apuñalada en la regadera, sentimos compasión por Norman, quien debe limpiar la escena del crimen cometido por su madre enferma de celos. Sin embargo, no es hasta el final de la película que comprendemos que todo se trató de una relación codependiente entre Norman y su madre.
Norman creció bajo la estricta y sobreprotectora educación de su madre soltera, así que desde el inicio se formó un fuerte vínculo en el que el protagonista asumió el papel protector de su figura materna; de tal forma que cuando ella comienza a tener una relación sentimental, es Norman quien ve amenazado su papel, y lleno de celos y odio comete un doble asesinato.
«Si quieres a alguien no lo dejas aunque lo odies». Norman no pudo superar la traición de su madre, y aunque sigue guardando rencor, se arrepiente de haberla matado y decide regresarla a la vida de la manera más siniestra: tomando su imagen y personalidad.
A lo largo de la trama, Hitchcock nos muestra con sigilo las escenas en las que Norman y su madre discuten porque ella se niega a que su hijo sostenga una relación con una mujer. Norman asume que su madre tampoco querría que él encontrara una amante, así que es capaz de interpretar las palabras con las que ella lo habría impedido:
—»¡No! ¡Te digo que no! ¡No traerás a jovencitas a casa a cenar! ¡A la luz de las velas, supongo… de forma baja y erótica como los hombres con mentes bajas y eróticas!
—¡Mamá, por favor!
—¿Y después de cenar qué? ¿Música? ¿Susurros?
—Mamá, solo es una extraña. Tiene hambre y está lloviendo.
—Mamá, solo es una extraña. Como si los hombres no desearan a las extrañas…»
De esta manera, Norman establece una claustrofóbica relación de celos en la que su personalidad se divide para ser madre e hijo al mismo tiempo. Ambos se protegen… hasta la muerte.
La cinta de Hitchcock inspirada en la novela homónima del escritor Robert Bloch es una de las historias de terror y suspenso más extraordinarias del séptimo arte. Si quieres revivirla, te invitamos a hacerlo por Claro video.