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El gran dictador: una satírica lucha contra la opresión

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Charles Chaplin fue el encargado de escribir, dirigir y protagonizar su primera película sonora, El gran dictador, en 1940. La cual se transformó en una de las más exitosas que, gracias a la aceptación del público, obtuvo cinco nominaciones al Oscar y se catapultó como la segunda más popular en Estados Unidos en 1941.

La fuente de inspiración para esta extraordinaria cinta surgió después de que Chaplin viera, en un museo de Nueva York, la cinta El triunfo de la voluntad de Riefenstahl; de ella rescató los rasgos característicos de Hitler, como sus gestos, la forma de hablar y los peculiares ademanes, los cuales estudió cuidadosamente para llevarlos a la práctica y darle vida al dictador Hynkel. Para todos aquellos que hasta la fecha se preguntan, ¿qué es lo que decía el dictador en sus discursos?, la respuesta es: nada; por sorprendente que parezca, todo fue improvisado en un idioma que el humorista inventó. Por otro lado, lo que posiblemente desconocía es que Hitler lo llegó a considerar como «el mejor actor del mundo», claro que después de esta cinta su opinión cambió radicalmente.

El guión fue escrito con una clara finalidad: satirizar la situación de abuso, violencia y opresión de la libertad de expresión que sufrieron los judíos a finales de la década de los 30, por parte del gobierno de Hitler. El rodaje se llevó a cabo justo cuando el gobierno totalitarista amedrentaba a la población europea (alrededor de 1938 y 1940).

Pese a las fuertes críticas y que en algunos estados norteamericanos, en gran parte de Europa y Argentina, fue prohibida su exhibición, el actor nunca quitó el pie del renglón, argumentando lo siguiente: “voy a proyectarla aunque tenga que comprarme o mandarme construir un cine para ello y aunque el único espectador sea yo”. Posteriormente, comentó que de haber sabido el verdadero infierno que se vivió en el Holocausto, nunca hubiera llevado a cabo la producción.

La historia se centra a finales de la Primera Guerra Mundial, cuando un singular personaje judío (Charles Chaplin) que es barbero de profesión y a su vez soldado de la nación Tomania; en plena guerra salva la vida del oficial Schultz (Reginald Gardiner) y lo ayuda a escapar del enemigo en un aeroplano; este se estrella, aunque ambos sobreviven, el barbero pierde la memoria y es llevado a un hospital en el que permanece veinte años sin saber de los cambios que han acontecido en el exterior. Tras un descuido de los médicos del hospital, este escapa y regresa a su barbería, sin imaginar que el pueblo es gobernado por un soberano dictador de nombre Hynkel que lo único que quiere es que su voz sea escuchada y ordena a las fuerzas de asalto a molestar y asustar al pueblo.

Pero entre tanta odisea, también hay tiempo para el amor. El barbero se enamora de una chica de nombre Hannah que constantemente lo defiende del maltrato de las fuerzas de asalto. Mientras tanto, un banquero judío le niega un préstamo a Hynkel con el que pretende conquistar Osterlich, una comunidad vecina. La trama da un giro inesperado cuando policías fronterizos confunden al barbero con el dictador y viceversa. Entonces el barbero es transportado a Osterlich para recitar el discurso con el que dará inicio a la conquista, pero este hace todo lo contrario y sorprende a los asistentes con conmovedoras palabras; además, anula la represión hacia los judíos y devuelve la libertad de expresión.

En esta extraordinaria producción cinematográfica, además de reírte un par de veces con las ocurrencias del elenco, te darás cuenta de que el hecho de que Chaplin decidiera interpretar a ambos personajes estelares tiene un por qué. Y es que la diferencia entre Hynkel y el barbero es la actitud, el carácter y el lado humano, lo mismo pasa en la sociedad actual, la vestimenta y el poder de las personas sólo son accesorios, así como se refleja en la cinta, a tal grado que el dictador llega a ser confundido por sus propias tropas.

No puedes perderte esta magnífica película que busca dejar un mensaje de paz y amor. Encuéntrala disponible en Claro video. ¡Te va a encantar!

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Anécdotas y datos curiosos sobre Luces de la ciudad

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Luces de la Ciudad es una de las películas más memorables de la legendaria trayectoria actoral de Charles Chaplin. La historia nos cuenta los infortunios de Charlot, un vagabundo que un buen día conoce a una florista invidente de quien se enamora. El vagabundo, interpretado por Chaplin, vive una serie de eventos catastróficos que lo hacen dedicarse a distintas profesiones con tal de proteger a su amada.

Como sabemos que esta es una de tus películas favoritas de toda la vida, tenemos para ti algunos datos curiosos sobre su realización que tal vez no conocías:

La película favorita de Welles

El legendario actor y director estadounidense Orson Welles declaró en una ocasión que Luces de la Ciudad era su película favorita. Dijo además que para él, era la mejor película de todos los tiempos.

Una producción de larga duración

¿Sabías que esta película fue la de mayor duración en cuanto a producción de Charles Chaplin? La cinta tardó poco más de 2 años en producirse. Uno de los factores que tal vez influyó fue la incursión del sonido. Cabe mencionar que Luces de la Ciudad fue la primera película sonora de Chaplin.

Churchill en el rodaje

El primer ministro Winston Churchill era un gran fanático del séptimo arte, fue por eso que en una ocasión visitó el rodaje de Luces de la Ciudad, y logró que Chaplin interrumpiera su actuación para realizar un cortometraje con él.

La jaula mágica

Hay una escena en la que Charlot está en la casa de la florista y se observa una jaula en la ventana. Si miras con atención te darás cuenta que el objeto desaparece, pero más tarde vuelve a aparecer.

Problemas legales

Una de las canciones más famosas de la cinta fue ‘La violetera’, tema escrito por el compositor español José Padilla, quien demandó a la producción porque su nombre no fue incluido en los créditos de la película.

una protagonista con talento natural

La actriz protagonista Virginia Cherrill no tenía experiencia actoral antes de esta película. Se cuenta que Chaplin la descubrió por casualidad durante una noche que acudió a un combate de boxeo y decidió hacerle una prueba. La razón que convenció a Chaplin fue que Virginia sabía hacer una expresión genuina de ceguera.

La famosa escena de la flor…

¿Sabías que Chaplin y Virginia ensayaron durante días enteros la escena inicial en la que la ella le da una flor a Charlot? Chaplin estaba obsesionado con que los gestos de Virginia fueran exactamente los que él buscaba.

Una relación complicada

A pesar de que Virginia y Chaplin nos cautivaron con la más tierna historia de amor en la pantalla grande, detrás de cámaras su relación era fatal. Se dice que Virginia jamás tuvo el interés de involucrarse a fondo en el proyecto de Chaplin, y que a él le costó mucho trabajo dirigirla. Una de las anécdotas relata que el día de la grabación de la escena final, que nos muestra el reencuentro entre Charlot y la florista, Virginia le pidió a Chaplin retirarse más temprano porque tenía una cita con el peluquero.

Aquella petición fue una terrible ofensa para Chaplin, pues él estaba más que comprometido con su trabajo, además de que se trataba de la escena final, la más importante de todas. Se dice que cuando Virginia llegó a su casa esa tarde, recibió la noticia de que había sido despedida. Chaplin intentó sustituir a Virginia con la actriz Georgia Hale, sin embargo no consiguió el éxito que esperaba, así que terminó llamando de nuevo a Virginia, y ella, en venganza, accedió a regresar con la condición de que le aumentaran el sueldo. Chaplin aceptó.

Ahora que sabes estos datos curiosos sobre Luces en la ciudad, definitivamente no podrás volver a verla con los mismos ojos. Si quieres intentarlo, te invitamos a Claro video para revivir la historia de amor entre la florista y Charlot.