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Música

John Lee Hooker, el boogie man de Misisipi que transformó al blues

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«Digan lo que digan todo se reduce a una cosa. Un hombre, una mujer, un corazón roto, un hogar roto». Así definía John Lee Hooker al blues; género que corrió por sus venas durante la mayor parte de su vida y aquel que lo impulsó a romper fronteras para instalarse en la historia como uno de los músicos que mayor influencia ha ejercido en la cronología de la música afroamericana.

Hooker nació en el seno de una familia humilde a orillas del río Misisipi en un tiempo donde la guitarra de Robert Johnson sonaba a lo largo del delta. Se dice que el mismo Hooker cambió la fecha de su nacimiento en varias ocasiones, aunque fue su familia quien tras su muerte en 2001 declaró que el día definitivo en el que Hooker vio la luz por primera vez en una pequeña granja de Clarksdale, fue el 22 de agosto de 1917.

Su padre fue William Hooker, aparcero y pastor de una Iglesia bautista, y su madre fue Minnie Ramsay, de ellos heredó esa sensibilidad espiritual que se vería reflejada en gran parte de sus composiciones. Hooker creció entre once hermanos, en medio de la cruel segregación de la época, y el entorno evangélico góspel que forjaría fuertemente su estilo talking blues, clásico de los predicadores afroamericanos.

The Boogie Man, como apodaban a Hooker, fue el único de sus hermanos que quedó bajo la custodia de su madre, de tal forma que pudo explotar al máximo los conocimientos de su padrastro, el músico local de blues William Moore, y no sólo eso, sino que también tuvo la fortuna de conocer personalmente a leyendas del género como Charley Patton y Blind Lemon Jefferson, ambos amigos de Will.

Cuando Hooker tuvo la edad suficiente, tomó un tren aventurándose a una nueva vida. Cual errante, recorrió Memphis y Cincinnati hasta instalarse definitivamente en Detroit, no sin antes trabajar en cines y clubes locales con actuaciones en grupos góspel que abrieron aún más su perspectiva sobre la música.

Ya instalado en Detroit, la peculiar voz grave de Hooker llamó la atención de los cazatalentos, y fue así que se convirtió en una de las atracciones principales de Hasting Street. Cuenta la leyenda que el blusero T-Bone Walker le obsequió su primera guitarra eléctrica. De ahí en adelante tuvo especial predilección por las Gibson ES-335 y las Epiphone con las que logró ese estilo inconfundible que fusiona el blues del delta con el R&B dominante en la zona urbana de Chicago.

En 1948, su mánager Elmer Barbee, le consiguió la oportunidad de entrar al estudio para grabar su primer sencillo, ‘Boogie Chillen’. Al cabo de un mes la música de Hooker ya se encontraba en las tiendas y sonaba en las principales emisoras. Un año más tarde lanzó los ya clásicos ‘Hobo blues’ y ‘Crawling King Snake’.

A principios de la década de los cincuenta estrenó otro de sus más grandes éxitos: ‘I’m in the mood’. Dicho sencillo expone el sonido inicial de Hooker, es decir, sólo él, su guitarra y el movimiento de pie que lo caracterizaría en sus presentaciones. Años más tarde dejó de grabar solo, y se convirtió en la inspiración de Bob Dylan, quien lo teloneó durante una legendaria presentación en el Gerdes Folk City. La fecha (11 de abril de 1961) está grabada con letras doradas en la línea temporal del intérprete de ‘Like a Rolling Stone’.

En 1962, John Lee Hooker grabóBoom Boom’, sencillo que reinó las listas en Gran Bretaña, y que llevó a Lee a lo más alto del blues, teniendo una enorme influencia en artistas como Eric Clapton, Robert Cray, Van Morrison y Carlos Santana con quien trabajó en The Healer’, tema ganador de un Premio Grammy por la composición.

El estilo de John Lee Hooker es inconfundible, su áspera voz, su guitarra y su anhelo de libertad siguen siendo hasta nuestros días el motivo de la más noble admiración hacía una de las figuras más emblemáticas que nos han regalado las riberas del Misisipi.

Entra a Claro música y deleita tus oídos con el maravilloso legado musical de John Lee Hooker.