Cuando pensamos en el Hollywood de los 90 y sus más icónicos representantes, simplemente no podemos ignorar a Kevin Costner. Y es que este actor y director supo ganarse el reconocimiento de la Academia, el respeto de los críticos, y la fidelidad y admiración de sus fanáticos alrededor del mundo con cada una de sus participaciones en el cine. Sin embargo, este éxito no habría sido posible si este famoso no se hubiera mantenido fiel a sí mismo, pues como siempre ha afirmado, sólo se involucra en proyectos que realmente le interesen y representen un verdadero reto en su carrera.
Nominado al Oscar como Mejor Actor y premiado como Mejor Director en 1990 por la ya clásica cinta Danza con Lobos, respetado y alabado por la crítica por títulos como JKF y Campo de sueños, y seguido en masa por un frenético público con éxitos de taquilla como Robin Hood y El Guardaespaldas, Kevin Costner parecía un ídolo intocable cuyo futuro brillaba más que la piel de Edward Cullen con la luz del sol.
Sin embargo, Hollywood es un monstruo voluble, y esto Kevin lo aprendió en 1995, cuando se decidió a dirigir y protagonizar el proyecto más ambicioso de su carrera (y de la industria del cine entera hasta esa fecha): Waterworld, cinta que practicamente lo llevó a la ruina.
Waterworld es más famosa por las contingencias que se generaron durante su problemático rodaje que por su historia o éxito en taquilla. Rodar en el agua siempre acarrea dificultades, pero todo empeoró cuando Costner se dio cuenta de que no era logísticamente posible transportar el falso arrecife que se había construido para la producción, así que le pareció una buena idea construir un aeropuerto, gastando una fortuna en dicho proyecto. Waterworld se estrenó con una producción, equipo y presupuesto agotados, arrastrando el contraproducente título de ‘película más cara de la historia’ y simplemente destinada al fracaso.
¿El resultado? Kevin Costner en la ruina y, para colmo de males, con un divorcio millonario por venir (nada más y nada menos que 80 millones quedaron en manos de su ex esposa), así que decir que le llovía sobre mojado no es suficiente para entender la magnitud de su situación.
En fin… el show debe continuar y Costner lo sabe muy bien. Es por esta razón que nunca ha parado de trabajar con la misma disciplina y entereza que lleva demostrando desde su debut en el séptimo arte. Producciones como la serie western Hathfields & McCoys y las cintas Criminal, 3 días para matar, Donde el corazón te lleva y la premiada Talentos Ocultos, lo han mantenido vigente y han demostrado que ni la peor crisis puede acabar con el verdadero talento, el cual hace que definitivamente sigamos disfrutando de Costner en la gran pantalla.
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