Después de la trilogía de The Lord of the Rings, estaba claro que Peter Jackson adoraba las historias fantasiosas acerca de criaturas mitológicas y batallas masivas entre humanos y otras razas. Por eso fue que decidió continuar con esa línea de trabajo e hizo la saga de The Hobbit, que cuenta lo ocurrido antes de que Frodo decidiera acabar con el anillo del poder.
Y hablando de esta franquicia, que es la segunda ligada al universo mágico de J. R. R. Tolkien, es importante mencionar que la aventura de Bilbo y sus camaradas enanos no terminó con el filme An Unexpected Journey. De hecho, The Desolation of Smaug narra lo que ocurrió cuando los valientes viajeros entraron a la guarida del malvado dragón.
Para no hacer el cuento más largo, la búsqueda de los protagonistas sigue su curso. En respuesta a los incidentes de la primera película, un ejército de orcos liderado por el malvado Azog ha comenzado a perseguirlos y, para ser francos, siempre están a dos pasos de atraparlos.
Como todo un guerrero con una voluntad inquebrantable, Thorin comienza a perder el juicio durante su búsqueda por recuperar su reino y, al darse cuenta, sus amigos tratan de calmar la tensión por los malos resultados. Por otro lado, los Nazgul hacen su primera aparición, ya que en cierto punto se descubre que hay un Nigromante rondando por las tumbas en donde enterraron a nueve reyes. Estos, obviamente son los antiguos dueños de los anillos mágicos que se mencionan al inicio de The Fellowship of the Ring.
¿Qué elementos cambiaron de la historia escrita?
Anteriormente mencionamos que esta saga en realidad tiene muchos detalles desarrollados por Peter Jackson. Algunas de las batallas (que están decentes) y otros sucesos no forman parte del relato original, pero dan a la trama un toque bastante interesante, por no decir que progresista, en términos que se refieren al desarrollo del relato y la diferente forma de pensar debido a la época.
¿A qué nos referimos con todo esto? Simplemente a que, en comparación con nuestra generación, la sociedad que vio crecer al señor J. R. R. Tolkien poseía una opinión diferencia acerca de temas raciales y de género. Para ser un poco más específicos, el escritor no incluyó a ningún personaje femenino dentro de sus novelas; la única ocasión en que menciona a una mujer es cuando se habla de la madre de Bilbo, Belladona Took.
Fue gracias a Peter Jackson que no sólo se incluyó un elenco con mujeres en la saga, ya que se tomó su tiempo para desarrollar a la elfa Tauriel, un personaje poderoso e influyente dentro de la historia. Quien haya visto las tres películas sabrá que no sólo destaca por su habilidad en combate, porque también posee un carácter fuerte y un corazón noble.
Otro detalle importante es el diseño de los orcos. En el universo cinematográfico de The Hobbit, estas criaturas tienen un aspecto monstruoso que, de hecho, no sigue ningún patrón físico específico. Todos poseen deformidades físicas y sus rostros parecen haber pasado cinco minutos sumergidos en aceite hirviendo. La idea de Tolkien acerca de estos seres era muy diferente de cierta forma, ofensiva. En pocas palabras, los describió como hombres afroamericanos, lo cual es simplemente inadmisible para el público de la época actual.
Por último están los combates, que hablan por sí mismos. Si viste las primeras tres películas de Jackson, sabes que los combates son un elemento muy fuerte en la franquicia, por eso es que te la recomendamos ampliamente.
Pero antes de que sigamos lanzando spoilers, nos detendremos para darte la oportunidad de revivir esta historia. ¿Te animas a continuar con esta emocionante aventura? Entonces date una vuelta por Claro video y observa la primera confrontación a Smaug.